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Primera página del relato

AVISO- En el archivo de JULIO he puesto un post de CRONOLOGÍA. En él se hace el resumen de personajes y fechas ordenadas, para poder seguir mejor la historia.

Capítulo 44




Capítulo 44.
Madrid. Septiembre de 1.969.

Congreso de Mujeres Juristas.
Salón de Actos del Colegio de Abogados de Madrid.


Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”.





“… por tanto, y tal y cómo he expuesto punto por punto, en toda mi ponencia,  LA MUJER EN EL DERECHO CIVIL, cual es la injusta situación de la mujer que dentro del mismo ocupa, a causa de la protección que el marido ostenta sobre ella. Muchas gracias.

El auditorio prorrumpió en aplausos, mientras la prensa tomaba notas frenéticamente y los fotógrafos hacían su trabajo. Alicia posaba para la foto de prensa subida al estrado, cosa en la que no parecía encontrarse muy cómoda, mientras Álvaro también aplaudía a su mujer, sentado en la 3ª fila de butacas, rodeado de mujeres juristas con sus auriculares puestos para traducción. A decir verdad, ni ella misma  esperaba el aplauso de más de un minuto que tuvo su intervención, ni la expectación que despertó en la prensa nacional, que luego se haría oportuno eco de todo lo que acontecía en el Congreso.

-¡Francisco! Me alegro de verte
Alicia no paraba de recibir felicitaciones y requerimientos al término de la jornada del congreso.

-Enhorabuena, Alicia!- el antiguo compañero de Álvaro en la prisión de Carabanchel, ahora convertido en redactor jefe del periódico, el mismo en el que estuvo trabajando como repartidor al salir de la cárcel, felicitaba a la ponente, por aquel entonces, estudiante de Derecho, y ahora prestigiosa abogada. Los Iniesta en general,  y Álvaro en particular, nunca perdieron el contacto mutuo,  y siguieron cultivando una amistad que se inició en las celdas de aislamiento de la prisión de Carabanchel, y se afianzó en años posteriores, cuando Francisco y Álvaro repartían juntos los periódicos dominicales, hasta que el primero se colocó en el periódico como redactor, para luego facilitarle a Álvaro trabajo en Salamanca, así como ayuda económica para que Alicia continuara con su carrera universitaria.

-¡Te felicito, Alicia! Está siendo todo un éxito en todos los sentidos, tanto a nivel organizativo, como de contenidos y de comunicación.

Alicia le miraba, un poco escéptica. Con la prensa de la época maniatada por  la censura del Régimen, no estaba tan segura de que  las cosas fueran tan exitosas. Suponía que esto se quedaría entre las paredes del salón de actos. Un éxito profesional, tan sólo comentado entre el gremio de juristas.

-Alicia, que sepas que esto va mañana en primera plana. Y quiero una entrevista contigo, cuando todo esto termine. ¿Puedes?

-Si… claro… ¡por supuesto!

Alicia asentía extrañada ante el inusitado interés que tenia la prensa por entrevistarla. No esperaba semejante acogimiento mediático. Y lo que es peor, no esperaba que saliera a la luz ni una pequeña parte de su intervención.

-Llámame la semana que viene cuando esto termine, más despacio…
Alicia no podía ni imaginarse que a partir de ese día el teléfono de su despacho echaría humo, mientras estrechaba manos por todos lados y facilitaba las referencias que le pedían.

-¡Enhorabuena, francesita!! ¿O debería decir su Ilustrísima Alicia?- le dijo una de las manos que asomaban en el montón.

-¡¡CAMILO!! ¡Tonto, ven aquí!

Alicia abrazó con cariño a su antiguo compañero de estudios, hoy de nuevo trabajando en la redacción de un periódico.

-¿Me concederá usted otra entrevista? ¿O tendré que solicitar las migajas que me deje caer, como el resto de mis colegas?

-¡No seas tonto, Camilo!- Alicia le dio un empujón cariñoso-. Para ti el primer sitio, sin duda. 

El salón de actos y pasillos colindantes del Colegio de Abogados, era un hervidero de periodistas, abogados, y sobre todo, mujeres. Mujeres jueces, mujeres abogadas, hablando en español, inglés, francés o ruso, por todos lados, con sus carpetas de apuntes y sus folios de conferencias.

-Toma, quiero darte esto- le dijo Camilo, en un aparte.
-¿Qué es?
-Es mi  libro. ¿Te acuerdas?


Se trataba del primer libro que escribió Camilo, “Si tú me dices ven”, que ya dio a leer hacía casi veinte años a Alicia y Álvaro, cuando él era un estudiante en la facultad.

-Me lo van a publicar.

-¿En serio? ¡Pero eso es magnífico, Camilo!

-Sí, bueno…He retocado algunas  cosas, aunque la trama principal se mantiene.  Y le he cambiado el título.
Alicia leyó la portada.

-“Enséñame el camino de vuelta”. Suena bien. ¿Es la última frase del libro, verdad?

-Sí. Toma. Es un regalo. Quería hacéroslo a Álvaro y a ti.

Alicia lo miró, contenta.
-Muchas gracias, Camilo. ¡Dedícamelo!

Camilo procedió a escribir una dedicatoria a su amiga.
-Toma, en la portada del libro…. Ya está…

-y aquí, aquí también… ya sabes que me gustan los marca-páginas…

Camilo procedió a firmar en la postal de Valencia que le había sacado Alicia, a quien le gustaba señalar sus libros de esta manera.

-…ajajá… los deseos de su señoría son órdenes para mí…
-¡Tonto!- Alicia abrazaba cariñosamente a su amigo mientras Camilo procedía a ponerle en la postal y el libro las dedicatorias pertinentes.

-Menuda has montado, chica- decía admirativamente Camilo, mientras le firmaba-. Luego vas a ser tú a que me dediques los libros.

-¡Anda ya! Ojalá fuera así, porque eso significaría que ésto tendría alguna repercusión. Pero mucho me temo que cuando todo pase no se hablará más del tema. Eso sí, como experiencia entre colegas, es muy positiva.

-¿De verdad crees que esto no va a tener repercusión, Alicia? Fíjate como están todos. Mira, lo pendientes que están de las abogadas de los países comunistas…

Camilo tenía razón. La increíble presencia de mujeres juristas venidas del otro lado del Telón de Acero, en la España de Franco, había despertado la curiosidad de todos. 

-Por lo pronto, ya estáis en los diarios.

La prensa nacional se estaba haciendo amplio eco de cuanto acontecía en el Congreso. Contrariamente a lo que pensaba Alicia, mucha gente estaba pendiente de ellas, porque casi todas eran mujeres.

-De aquí pueden salir muchas cosas, Alicia. Lo importante es que todo esto no caiga en saco roto-le dijo él.

Alicia lo miraba, pensativa. Pensaba en las últimas conferencias y el impacto que habían tenido en el auditorio. La situación legal de la mujer en los distintos países de las ponentes había sido ampliamente debatida, contrastando los distintos enfoques legales, sus ventajas e inconvenientes para la situación legal de la mujer. Y la situación de la mujer española, desde hacía casi cuarenta años, no era para tirar cohetes precisamente. Su conferencia había tenido muy buena acogida por parte de todos, abogadas y periodistas, y ya habían solicitado su  presencia varias colegas. No, todo eso no se podía quedar ahí. Alicia pensaba a toda velocidad.

-Aquí tienes.

Camilo le tendió su libro, con las dedicatorias, que Alicia leyó en voz baja mientras esbozaba una sonrisa. Camilo podría jurar que, al terminar, le brillaban los ojos.

“A Álvaro Iniesta, mi padre intelectual,
y a Alicia Peña, mi amiga del alma”.
Camilo Espinosa.

-Camilo….

A Alicia se le vino a la cabeza por un instante fugaz la noche en la que terminó de leer la primera novela de Camilo,  su entonces amigo en la facultad. Ella aún era una estudiante de 1º de Derecho, que vivía en la casa de sus tíos y tuvo que terminar el libro leyendo a media luz en su dormitorio, de madrugada, con cuidado de despertar a su prima Mati, que dormía tranquilamente en la cama de al lado. En el silencio de la noche, mientras toda la casa dormía, Alicia se emocionaba leyendo las últimas palabras del profesor  Guillermo a su alumna Natalia, los protagonistas  de la novela.  Hacía muchas noches que Álvaro y ella habían comentado ése episodio de sus vidas, cuando los recuerdos de sus primeros momentos juntos empezaron a aflorar, y ambos y hablaban a oscuras en la cama del dormitorio, cogidos de la mano. La sorpresa de ambos fue mayúscula cuando ambos recordaron esa lectura paralela de la novela, los dos de noche, a solas en sus respectivas casas, emocionándose a la vez con el final de la misma.

 

  
Guillermo, el todavía apuesto profesor de pintura, aunque las canas habían ido tomando poco a poco sus sienes, entró en el aula. Después de dar la bienvenida a los nuevos alumnos, echó un vistazo de rigor a los rostros de aquellos desconocidos. Y de repente su mirada se paró en seco, porque después de dos años, ella había vuelto.

Dudó, pensó por un momento que sus deseos le jugaban una mala pasada, como tantas otras veces. La veía por la calle, o en el parque, o el museo, y nunca estaba. Pero ésta vez, Natalia había vencido el dolor del rechazo y estaba otra vez ante él.

Por un momento, pasaron por su mente muchos recuerdos de aquel Lunes de hacía siete años, cuando Natalia llegó a aquel aula con la rebeldía de los dieciocho años y una sonrisa que podría iluminar el lienzo más tenebrista, y esa mirada entre insolente y perturbadora, y a la vez ingenua, que tantas veces había tratado de pintar en la soledad de su estudio. 

Y recordó entonces el daño que había hecho a la mujer que más había amado, por no atreverse a reconocer ése amor. Y sintió miedo otra vez y se sintió un cobarde, pero dejó la tarima y fue hacia ella. Natalia empezó a sonreir, perdonando de golpe todos sus sufrimientos. Porque el amor es generoso. Porque el amor que sentía por Guillermo era superior a todo. Y ahora lo tenía ante ella, y supo de inmediato que ése sí era su momento. No dijo nada. Sólo, escuchó a Guillermo: “Enséñame el camino de vuelta. Enséñamelo”.

       *****************************************
 
Alicia se pasó el dorso de la mano por los ojos, sonriendo.

-Camilo…. Dame un abrazo.

-Ayyyy, mi francesita del alma…. Siempre serás la compañera de mi vida…

Alicia y Camilo se abrazaron como dos viejos colegas que se reencuentran después de mucho tiempo. Alicia guardaría como oro en paño el libro de su amigo, con la postal dedicada. Su recuerdo siempre estuvo ligado al Congreso de Mujeres Juristas, que ahora estaban celebrando.

-¡Alicia!
-¡voy!

-¡Alicia! Te están buscando los responsables de la delegación de Italia. Y hay una propuesta para editar todas las ponencias que se presenten y distribuirlas entre las asistentes,  Y unos periodistas de Radio Nacional que…

Alicia era reclamada por todos lados, en medio de aquel bullicio.

-¡Camilo! Ven a visitarnos a casa, te esperamos. Así conocerás a Miguel, el pequeño. Ya tiene un año. Y hablamos más despacio de….

Alicia se despedía de su amigo a tirones, entre el maremágnum de gente, periodistas y abogados, juristas y demás fauna que había por allí, en el descanso entre conferencias.

El CONGRESO DE MUJERES JURISTAS había empezado a rodar.

Fin del Capítulo.
Continuará…

Nota- una parte de lo que se narra en éste capítulo está basado en hechos reales.

Cita: Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.

5 comentarios:

Maria dijo...

Con puntualidad semanal, ya teneis el nuevo capítulo 44.

Estamos en 1.969, y Alicia está metida de lleno en sus asuntos legales relacionados con el derecho de la mujer.

clavemas dijo...

Enhorabuena! Estupendo!Me ha gustado mucho a la vez que me ha recordado la temporada de la que tanto disfruté y que aun pervive en mi memoria como si de ayer se tratase.

Grata sorpresa ha sido este capítulo tan afiatado, con hechos tan reales y que bien matizado con el recuerdo de la lectura del libro de Camilo y el reencuentro con Francisco.

Gracias María, por tu dedicación y tu tiempo.

Azalea dijo...

Gracias María por el capi. Me ha sabido a poco,pero me ha gustado que recordaras la novela de Camilo y que salga él en la tuya.
Ésta es la Alicia que yo también había imaginado,tiempo después,luchadora,preocupada por las mujeres y capaz y brillante en su profesión. Y feliz en su vida personal.

Isabel dijo...

MARIA tenía pendientes algunos capítulos que acabo de leer, cada uno me parece mejor que el anterior y éste me ha encantado, ésta es la Alicia que imaginaba cuando la veía en la facultad llena de entusiasmo y dedicación a la mujer y su desenvolvimiento en la vida más allá de su familia y su casa, siento que no podamos ver en la serie algo tan hermoso como la descripción que haces en tu relato de la vida familiar de los Iniesta.
Gracias por dedicarnos tu tiempo.

Un Grupo de Alvaristas dijo...

María,

Nuestras felicitaciones por este relato, nos ha encantado. Ha sido un deleite leerte. Que entrañable la bonita amistad entre Alicia y Camilo; has cuidado cada detalle en la forma de hablar de ambos, era como volver a la tercera temporada.

Alicia ha visto cumplido sus deseos, no solo de ser Abogada, como su padre, sino de poder luchar por los derechos de la mujer.

De igual manera, Alvaro sentirá con los logros de su mujer, una gran satisfacción por haber contribuído a su "formación", pues esto será el equipaje que siempre irá con ella.

Muchas gracias.

Recibe un fuerte abrazo.

Un Grupo de Alvaristas